Las luchas que nos esperan por la educación

Jueves, 16 de noviembre de 2017 a las 02:55
Por Víctor Iturrieta Rios. Militante Unión Patriótica y candidato a Diputado Distrito 8. Como militantes de la izquierda revolucionaria, como miembros de UPA fuimos parte del surgimiento del Movimiento Secundario de finales de la década del 90’, un movimiento nacido de la impotencia, de la búsqueda política y del tremendo coraje y capacidad de movilización de una generación sin miedo, que conocía y respetaba las luchas populares de sus padres y abuelos. El movimiento secundario fue eminentemente contestatario y reivindicativo, era difícil plantar en las amplias asambleas el fin a la LOCE o al lucro en Educación, la prioridad era el pase escolar, que se construyeran baños suficientes en los liceos municipales, que las raciones alimenticias alcanzan para todo, etc. Fuimos creciendo como individuos y organización, descubrimos a l calor de la barricada, la importancia de elevar los niveles de conciencia en la militancia social, en los cabros chicos dispuestos a encapucharse y enfrentar la democracia del GOPE y la lacrimógena. A mano alzada, fundamos la ACES, como superación dialéctica de la FESES y con una clara democracia interna y vocación de lucha y organización. Del 2002 al 2006, estuvimos en los colegios y liceos explicando a los centros de estudiantes o simplemente en los patios, imprimiendo revistas y socializando la historia del movimiento obrero, de apoco, mano a mano y sin permiso. En el 2006 las organizaciones de estudiantes secundarios dieron el salto ejecutaron el asalto, nosotros ya en la universidad, en los colectivos de formación política, en las federaciones supimos ponernos al servio de la Revolución Pingüina, sin suplantarla y sin manipularla, solo prestando ropa, paño y aserrín cuando hacía falta, dirigiendo el debate si se requería o habilitando la facultad pa’ organizar otra toma. Sin embargo, los oportunistas y defensores del sistema hicieron su pega, infiltraron y cooptaron una parte del movimiento. Hacia el 2010 teníamos el siguiente asalto por la educación, vino el terremoto y se pospuso -naturalmente- para el 2011.  La FECH  y la CONFECH liderada como se debe por los “ultras” había preparado el camino para una larga y ascendente movilización de protesta, ya no espontanea, ya no reactiva, ya no instintiva, ahora planificada  y con conducción. En desenlace es conocido, los enérgicos lideres hoy calientan las butacas del congreso y frenan como pueden las futuras movilizaciones, claro, ya no están muy convencidos de que las cosas estén tan mal y #ahora son gobierno”. Lo anterior y mucho más del Movimiento Social por la Educación no ha pasado en vano, se han conseguido grandes metas (14% de gratuidad) pero los objetivos al parecer todavía no se han trazado. Nadie nos regaló nada, menos estos gobiernos corruptos, estos logros fueron arrancados de la boca de la bestia neoliberal, marchando y organizando por todo Chile incluso a pata desde Santiago al Congreso en Valpo. Como ha señalado claramente el compañero Eduardo Artés no existe un modelo de educación neutral o aséptico, el sistema educativo responde a un proyecto político y económico que los sustenta y justifica. Es urgente plantar y dar esa discusión, es debate, no queremos un modelo que reproduzca a la perfección los intereses y propósitos del neoliberalismo brutal, no queremos que la juventud tenga como propósito el exitismo y el dinero como motivación. Queremos y debemos construir un sistema educacional al servicio del ser humano, al servicio de la transformación social con el fin puesto en una sociedad donde la justicia social y la soberanía nacional sean normas y estilo de vida. En ese caso y en ese proyecto, la esquiva “gratuidad” es sólo el comienzo. Por un futuro para Chile desde una perspectiva Patriótica y Popular, queda mucho por concientizar, organizar, luchar y vencer
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