Para no creerlo. Ocurrió el 2010. La inmigrante canadiense DeeAnn Fitzpatrick acusó que en su trabajo en Escocia recibió un trato racista y misógeno. Tras denunciarlo, asegura que fue amarrada y amordazada por dos colegas hombres "para que se quedara callada". Según informó
BBC, decidió sacarlo a la luz nuevamente a raíz de los movimientos actuales contra el acoso como #MeToo. Su caso, además, está siendo investigado por las autoridades locales pues indicaría un acoso que durante años ha sufrido la trabajadora. De acuerdo a sus palabras, sus colegas la molestaban por ser una inmigrante canadiense y por ser mujer, lo que denunció a sus superiores sin lograr nada. Es más,
cuando la mujer acusó a sus compañeros hace ocho años, sus jefes no tomaron en cuenta sus multiples correos y le respondieron que
"solo son los chicos siendo chicos".
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