La Iglesia entre la ley de Dios y la ley de los hombres

Jueves, 30 de agosto de 2018 a las 00:02
Por DR. Avelino Jiménez Domínguez. Psiquiatra  ¿Por qué estará siendo tan dramáticamente atacada la iglesia, en este caso la católica? La iglesia es una institución que se dedica a la búsqueda espiritual, que es una forma de buscar el conocimiento. Lo que es muy importante porque la búsqueda del conocimiento es lo más esencial del ser humano, y su herramienta fundamental para sobrevivir. Es tan importante esta búsqueda del conocimiento para asirse a la vida y desenvolverse en ella, que hay una particular dimensión de esta búsqueda, que son estas disciplinas espirituales que buscan el conocimiento universal, absoluto. Como una forma de tener  la seguridad total, incluso esa seguridad se manifiesta con ideas sobrenaturales de vencer a la muerte, de vida eterna. De manera que la disciplina a la que se dedican las iglesias, son el conocimiento llevado a su extremo, y la misión sería saber cómo funciona el universo, del que somos una parte, y traerlo como un servicio a la humanidad de una manera útil y práctica. Para aplicarlo a esta pequeña parcela que son los seres humanos, adquirir consciencia y no caer en lo que ellos llaman pecados, errores que redundarían en múltiples formas de daños. En esta labor tienen que tratar de corregir, salvar al ser humano de si mismo, en sus características más silvestres, más salvajes, más instintivas. En medida que esas tendencias instintivas son más parciales, más individuales, y menos conectadas con la ley de Dios, y lo llevan a la desarticulación de los principios de su vida. Desde ese punto de vista la iglesia, tiene una zona de fricción, con el animal humano, porque pretende encausarlo con las grandes leyes universales, a las cuales el mundo egocéntrico de cada cual, y todos en general se resisten. De esta visión se deduce que la iglesia busca enriquecer a la comunidad por la ley de Dios, y las personas por su cuenta, en su vida social, van construyendo otras disciplinas que no tienen que ver con la religión y ahí establecen los principios que su conocimiento le aporta, derivando de ahí sus propias leyes. De manera que por una parte están las leyes de Dios y por otra están las leyes de los hombres. Que surgen del mismo conocimiento humano, obviamente. En un caso buscando el absoluto, y en el otro buscando el conocimiento de una manera más pragmática. Desde ese punto de vista, podría haber una razón detrás de este ataque tan virulento a la iglesia. La resistencia al poder ejercido por quienes arguyen su derecho de dominio con creer representar al poder de Dios que mueve a todo. Resistencia, a las represiones que tiene que soportar el ser humano por su propio beneficio, si es que acepta la misión de la iglesia, lo que genera agresividad, humillación, dependencia, frustración, aunque se supone está al servicio de su propio crecimiento y desarrollo. No encuentro, que hallan cifras suficientes como para que se justifique este enorme escándalo que se ha producido en la iglesia, asociándola a delitos esencialmente sexuales. No he visto datos sólidos, que muestren por ejemplo tasas de comisión de ese tipo de conductas entre los miembros de la iglesia que se puedan comparar con otras tasas iguales de la población y poder ver si efectivamente se justificaría. Creo que no tiene sentido, o por lo menos ahora no le encuentro sentido a que ocurriera algo como lo que se presenta, tan catastrófico, tan generalizado. Esta podría ser una reacción de masas, que se caracteriza por la exageración, y se multiplica por las redes sociales, y por una tendencia a pegarle a la víctima en el suelo, a hacer leña del árbol caído. Hay una reacción muy profunda, con sentido, en aprovecharse o rematar al que está débil, y en este caso siguiendo esta línea de reflexión, la iglesia tendría que estar en una situación de debilidad y por eso llega un momento en que se le van enzima. En esta conducta trágica, atávica, quizás necesaria. ¿Por qué estaría débil la iglesia? Porque probablemente al buscar el conocimiento que le asegura la vida al ser humano, justamente, asociado con esta característica de buscar el conocimiento tan distintintiva de nuestra especie, encontró en la búsqueda espiritual religiosa de las iglesias, amparo, seguridad, esperanza, en momentos antiguos de su historia. A través de estas leyendas antiguas, místicas, que daban cuenta de ciertas intuiciones cognitivas de conocimiento que lo orientaban en su existir, y que posteriormente fueron quedando atrás, y por lo mismo, sustituidas por otros conocimientos, accesos a conocimientos y estilos de conocimientos diferentes. Y ahora ya los contenidos de conocimiento que entrega la iglesia a la comunidad como palabra de Dios, que explicarían el funcionamiento de las cosas, no se hace creíble, y al no hacerse creíble, el discurso de Dios que sostiene su poder se convierte en una farsa intolerable. Ahora el ser humano con todo el avance del conocimiento que ha conseguido, que a nosotros nos parece vertiginoso, no es nada con respecto al conocimiento infinito que tendría que tener para, realmente, acercarse al fin del conocimiento espiritual que se plantea la iglesia. Que está detrás de su declaración de busca de Dios, que es el conocimiento absoluto. Conocer a Dios sería conocer el absoluto, y los conocimientos vertiginosos que hemos conseguido están, valga la redundancia, a una distancia infinita de ese conocimiento total depositado en lo divino. A ese respecto seguimos como el primer día en que no sabíamos nada. En esta crisis la iglesia, los verdaderos creyentes en que Dios es el conocimiento absoluto, en buscar ahí las pautas de comportamiento exitoso en la vida: la salvación del sufrimiento el dolor y la muerte, que creen que eso se puede lograr, y están en el camino religioso y, han asumido esa misión, adhiriéndose a una institución particular se encuentran entre: o seguir “la ley de los hombres”, o seguir la “ley de Dios”; que siempre va a ser un discurso abstracto, metafórico.. Los verdaderos religiosos, tendrían que encontrar la salida a la crisis, en un nuevo posicionamiento en su rol de buscadores del conocimiento de Dios. Es decir ir hacia la ley de Dios, que es a lo que se han estado dedicando, y no a la ley de los hombres. Que sería participar con denuncias, trabajando con la policía, protocolos de denuncia etc. Se podrá decir: pero todos somos iguales ante la ley. Ni siquiera voy a tocar ese punto porque es demasiado evidente y el tema que estamos abordando es mucho más complejo. Todas las instituciones, incluso las iglesias están en un parámetro establecido por la jurisdicción de las leyes. Cuando la misión de la iglesia fue satisfactoria, y representaba una solución a la pregunta existencial del ser humano sobre cuál era su lugar en el mundo, éste le dio un gran poder y una gran ayuda. Pero, cuando esas explicaciones sobre el universo, sobre las fuerzas que mueven al mundo, fueron superadas por el saber que el mismo hombre ha ido adquiriendo, se fueron transformando en mentiras pretensiosas, que sustentaban un poder enorme, que fue viéndose cada vez más como un poder absolutamente falso. Esta debilidad que mostró la iglesia llego a un punto, en que sintió un resquebrajamiento, y se produjo un desplome súbito, que arriesga ser muy generalizado y profundo. No está probado que por las conductas sexuales de los sacerdotes o de los miembros de la iglesia. Una posibilidad, de las tantas por las cuales puede atacarse a la iglesia, de acuerdo a su naturaleza, es porque los contenidos de su explicación de Dios, que es su producto neto, en su actividad como seres humanos, se han quedado atrás. Por eso que ante esta crisis tiene que retornar su misión original, que es absolutamente necesaria: buscar la espiritualidad, el conocimiento del absoluto, en una versión actual y atender esa necesidad que dejó de servir al estancarse en el puro rito, en la pura forma, en la repetición.
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