Carlos Rodríguez, Egresado en Derecho, comuna de Pedro Aguirre Cerda
La relación entre el dinero y el poder siempre ha sido más estrecha de lo que a todos los que nos consideramos unos demócratas nos gustaría. No en vano el presidente Salvador Allende en el año 1972 nos advertía en la Asamblea General de las Naciones Unidas indicando que “Estamos frente a un verdadero conflicto frontal sobre las grandes corporaciones transnacionales y los estados. Estos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales, políticas, económicas y militares por organizaciones globales que no dependen de ningún estado, y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada. Las grandes empresas transnacionales no solo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados en que se asientan. En nuestra confianza en nosotros, lo que incrementa nuestra fe en los grandes valores de la humanidad, en la certeza de que esos valores tendrán que prevalecer, no podrán ser destruidos”
En nuestro país, las grandes corporaciones tienen como empleados a muchos políticos de derecha, que comparten lazos sanguíneos e intereses económicos con aquellos grupos empresariales que se han dedicado por décadas a empeorar las condiciones de vida de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto, a través de empresas contaminantes y de presiones de gremios empresariales como la Cámara de la Construcción.
También tenemos a grupos empresariales que se dedican directamente a dictarle leyes a políticos como Ena Von Baer o a financiar campañas como en el caso de Iván Moreira. En la misma vereda transitan oligopolios que se coluden para inflar precios como en el caso fármacos, en donde Sebastián Piñera tenía acciones en Farmacias Ahumada o en el cartel del papel confort, donde su ministro Gabriel Ruiz Tagle tenía participación.
Si nos ponemos a enumerar cada una de las acciones, a lo menos éticamente reprobables, en la que se han envuelto miembros de la derecha político-empresarial podríamos, a lo menos, tener unos diez tomos de irregularidades.
Pero en esta ocasión quiero enfocarme en un problema serio, que se da al momento en que los grandes grupos económicos compran estados completos y los transforman en Paraísos Fiscales.
Es de público conocimiento la vinculación de Sebastián Piñera con los Panama Pappers, ahora la conexión de José Antonio Kast con empresas en Panamá no declaradas en las que tenía un enorme patrimonio.
A esto quisiera sumar la probable vinculación entre el partido en formación Fuerza Nacional. Hace unas semanas me topé por casualidad con el acta de constitución del partido fascista "Fuerza Nacional", fundado por Raúl Meza, abogado de Pinochet. Me llamó la atención la dirección que tiene como domicilio común, y al hacer una breve investigación, esa dirección aparece como domicilio de varias empresas. Buscando un poco más, pude descubrir que la dirección tiene relación con los Panama Pappers (https://offshoreleaks.icij.org/nodes/12189921) a través de Francisco Javier Castro Ravanal y la sociedad Pulmahue Sales Co Sociedad Anónima. http://pulmahue.biz/ . Esta empresa se dedica, al parecer, a la comercialización de frutos secos, mismo rubro que explota Francisco Javier Castro Ravanal como Representante Legal de la sociedad Empresa Comercializadora De Frutos del País Limitada RUT 76065410-8, la que, además, recibe dineros por parte del Estado a través de la Direcon (http://transparencia.direcon.cl/…/subsidio_nominas_fpe-5.html) y el SENCE ( http://receptores.sence.cl/listado.html… ).
Más allá del caso particular que amerita una investigación más acabada por alguien que tenga todas las herramientas para hacerlo, creo prudente hacer el vínculo entre los intereses económicos y político-empresariales de los personeros de extrema derecha. Dicen ser patriotas pero esconden fortunas en el extranjero, dicen ser patriotas pero regalan soberanía a través del TPP11. A uno, como ciudadano de a pié, cuyo único capital es su cerebro y fuerza de trabajo le queda la plausible duda acerca del tipo de patriotismo que se profesa desde la extrema derecha. Un patriotismo que aboga por la desregularización para atraer inversión extranjera, un patriotismo que no duda en sacar su fortuna del país para pagar menos impuestos, un patriotismo empresarial que no duda en pagar lo mínimo posible en patentes e impuestos mientras la clase media y la gente pobre de este país sostiene a la patria a través de impuestos abusivos. ¿De qué patriotismo hablamos cuando ellos no dudan en desertificar extensas zonas de la zona central con tal de venderle paltas a Inglaterra?. ¿De qué patriotismo me hablan cuando no quieren ni a la gente de Chile, sueldos de miseria ni a los suelos de Chile, depredando nuestros recursos naturales, nuestros santuarios e incluso la identidad nacional, nuestra memoria histórica con la eliminación de las clases de historia?
No me hablen de patria cuando son los principales responsables de la aniquilación sistemática de la voluntad nacional. Sus negocios son su patria, sus empresas sus emblemas. Sus partidos son financiados por intereses transaccionales y transnacionales, no pagan impuestos en Chile y de los pocos impuestos que pagan lo hacen a regañadientes y, ocupando sus grandes tentáculos partidistas, son capaces de cambiar la legislación para poder acomodarla a sus intereses particulares.
El fascismo con olor a Caribe hace mucho que está en Chile, hoy lo vamos descubriendo y no es casualidad que dos de los partidos en formación que tienen mayor probabilidad de juntar las firmas estén ligados a sociedades en Panama de una u otra forma. Pero nos falta mucho por investigar para poder determinar sus reales alcances y que los Patriotas Panameños como Piñera y Kast sean desenmascarados.