El reconocido periodista Daniel Matamala, escribió para La Tercera una aclamada columna que busca reflejar la postura del pueblo chileno frente a los 46 años del Golpe de Estado y realizar una crítica frente a la impunidad de delitos cometidos contra los derechos humanos.
Para ello, basa su escrito en lo ocurrido con Cristian Labbé, señalando que la condena que recibió por estar involucrado en torturas "es menor a la que han recibido ladrones de gallinas y de celulares, y aún puede apelarla. (Además, está procesado por aplicación de tormentos en Tejas Verdes y Santo Domingo)".
La columna nace en base a la reciente sentencia que le fue otorgada al exalcalde de Providencia, Cristian Labbé, de tres años de cárcel por estar involucrado en violación a los derechos humanos. Este hecho refleja la impunidad que existe en Chile, siendo esta la principal crítica que realiza Matamala en su columna.
En una parte de su columna señala que "en 1973, en Panguipulli, Harry Cohen fue detenido, golpeado, torturado con electricidad y amenazado de muerte con un corvo. Vio a Labbé (no sólo “su voz”) y lo identificó como autor de los golpes y amenazas. También en 1973, en el regimiento Tejas Verdes, el oficial de marina mercante Anatolio Zárate fue torturado con asfixias y electricidad. Él y otros detenidos, como Héctor Salvo y Luis Quilodrán, y el exconscripto Samuel Fuenzalida, también sitúan a Labbé en las salas de tortura que dirigía Manuel Contreras. Lo mismo ocurre con el pescador Cosme Caracciolo, en el cuartel de la DINA en Rocas de Santo Domingo".
Continúa plasmando que "hasta 1990, hacer justicia en estos casos era por supuesto imposible. Pinochet promulgó una ley de autoamnistía y contó con el servilismo de la Corte Suprema, cuyo presidente Israel Bórquez respondió con una burla infame a quienes buscaban a sus familiares: “¡Los desaparecidos ya me tienen curco!”. Así pasaron 17 años".
La columna de Matamala concluye con una poderosa crítica: "Mientras las víctimas eran ignoradas, los victimarios pasaron décadas disfrutando de las delicias del poder, la protección política y las jubilaciones millonarias de oficial castrense, para a lo más arriesgar alguna sentencia reducida en penales especiales de privilegio".