Se publicaron nuevas evidencias que ratifican la injerencia de EE.UU en el golpe de Estado.
El medio internacional El País reveló información confidencial del Archivo de Seguridad Nacional estadounidense que ratifica una vez más que EE.UU promovió el golpe de Estado contra el gobierno democrático de Salvador Allende en 1973. En particular, fue el ex presidente norteamericano Richard Nixon (1969-1974) quien hizo todo lo posible por derrocar a la Unidad Popular.
En los documentos, se pueden ver diálogos. «Si (Allende) puede demostrar que puede establecer una política marxista antiamericana, otros harán lo mismo», expresó el Presidente estadounidense en noviembre de 1970, en una conversación con su secretario de Estado, Henry Kissinger.
Kissinger le responde que hay que tomar una actitud más agresiva y asegurándole que «Chile podría terminar siendo el peor fracaso de nuestra Administración: ‘nuestra Cuba’ en 1972″.
«Lo que suceda en Chile durante los próximos seis a 12 meses tendrá ramificaciones que irán mucho más allá de las relaciones entre Estados Unidos y Chile», le advirtió su entonces mano derecha.
Por lo mismo, Nixon había ordenado a la CIA impulsar de forma encubierta un golpe de Estado preventivo contra Allende. En dicha instancia, el secretario de Defensa, Melvin Laird, sostuvo: «Tenemos que hacer todo lo que podamos para dañarlo (a Allende) y derribarlo».
«Si hay una forma de desbancar a Allende, mejor hazlo», indicó Nixon en dicha reunión. «Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que (Salvador Allende) pueda consolidarse y la imagen proyectada al mundo será su éxito (…) seremos muy fríos y muy correctos, pero haciendo cosas que serán un verdadero mensaje para Allende y otros», declaró el Presidente norteamericano en aquella oportunidad.
Luego de esta reunión, el 9 de noviembre del mismo año, Kissinger distribuyó un memorándum secreto con la decisión adoptada en el consejo, titulado «Política hacia Chile», y que establecía entre otras cosas que la potencia mundial buscaría «maximizar las presiones sobre el gobierno de Allende para evitar su consolidación y limitar su capacidad para implementar políticas contrarias a los intereses de Estados Unidos y del hemisferio».