El país ha sido sacudido con horrendos crímenes de menores de edad en este último tiempo, donde todos fueron cometidos por familiares directos de las víctimas.
El homicidio de Tomasito Bravo, en manos de su tío abuelo, conmocionó a todo Chile, un país que seguía con angustia la búsqueda que FF.AA. y gran número de personal de emergencia hizo durante nueve días.
Este viernes no sólo se dio con el paradero de su cuerpo, a pocos kilómetros de su hogar, sino que también se detuvo a Jorge Eduardo Escobar Escobar, tío abuelo del menor de sólo 3 años y 7 meses y que salió junto a él el miércoles 17 de febrero, cuando desapareció.
Acompañó a la PDI en la búsqueda, dio entrevistas, juró inocencia. Pero era el culpable y recordó otros casos impactantes donde los homicidas son los padres de las víctimas menores de edad.
En septiembre del 2020, el país se conmocionó por Ámbar Cornejo, adolescente de 16 años, asesinada y violada por la pareja de su madre, un doble homicida en libertad condicional.
La joven había denunciado anteriormente el comportamiento “psicópata” del hombre que estuvo detenido muchos años por asesinar a su anterior familia y se había ido a vivir a la casa de su tía para alejarse de él. Su madre participó del crimen y está detenida.
Y hace pocas semanas, Melissa Chávez, de sólo 16 años, fue asesinada por su madre, Mirta Ardiles, en la ciudad de Coquimbo, presumiblemente por celos debido a su cariñosa relación con su padrastro, pareja de la parricida.
La apuñaló en diversas ocasiones y luego intentó incendiar la casa para ocultar sus huellas. Ella también salió llorando en televisión, pidiendo justicia.