El caso por la muerte del joven farmacéutico Francisco Albornoz sigue revelando detalles que complican aún más a los implicados. Esta vez, fue Christian González, médico ecuatoriano imputado en la causa, quien entregó una declaración clave ante la Fiscalía, donde expone cómo conoció al otro acusado, José “Kai” Baeza, y cómo se fueron gestando los encuentros entre ellos hasta llegar al trágico 23 de mayo, cuando Albornoz fue encontrado sin vida en San Fernando.
González relató que conoció a Kai el 3 de abril mediante la app Grindr. Ese primer contacto terminó en un encuentro sexual en su departamento, pero la relación no quedó ahí. Ambos mantuvieron el vínculo a través de mensajes, y en esas conversaciones comenzaron a aparecer aspectos más oscuros, como la supuesta afición de Kai por los hombres más jóvenes y el consumo de drogas, que según González, Baeza le ayudaba a conseguir.
En una parte de su testimonio, González detalló que Kai le confesó tener una “fantasía” relacionada con estar con alguien visiblemente más joven. “Kai me dijo que tenía una especie de fantasía en el sentido de estar con alguien más joven y que le agradaba conocerme porque ante él yo me veía joven”, explicó el médico. Estas palabras cobran mayor peso considerando que una expareja del chef ya había mencionado sus preferencias por personas menores que él, e incluso mantuvieron una relación pese a una diferencia de edad de diez años.
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Todo esto derivó en la organización de un encuentro de tipo sexual entre los tres. Según González, fue Kai quien propuso la idea de hacer un trío y quien se encargó de contactar a Francisco Albornoz. El médico recuerda que pidió ver fotos del tercero involucrado, pero solo le mostraron parcialmente el rostro del joven. Asegura que Baeza le dijo que Francisco tenía 25 años y que todo quedó pactado para la noche del 23 de mayo, en el departamento de González, ubicado en la comuna de Ñuñoa.
Finalmente, el médico declaró que ese día Kai llegó con una serie de elementos, entre ellos cocaína y limones, para lo que denominaron una noche de fiesta y placer. Ese encuentro terminaría de la peor manera. Las declaraciones de González abren más interrogantes en una investigación que aún está lejos de cerrarse y donde cada testimonio parece desenterrar una historia más compleja de lo que se pensaba al inicio en el caso de Francisco Albornoz.
