José Antonio Neme mostró su indignación al enterarse de la vandalización sufrida por el Reloj de Flores de Viña del Mar, un ícono de la región de Valparaíso, cuya imagen ha recorrido el mundo como una de las principales postales de la ciudad. En la madrugada del sábado, al menos dos personas irrumpieron en el lugar, dañando severamente la estructura, forzando las agujas del reloj y afectando el motor, lo que dejó la pieza histórica fuera de funcionamiento. La reparación del daño está siendo evaluada en $8 millones.
El animador, visiblemente molesto, expresó su rechazo a través de las pantallas de "Mucho Gusto", donde manifestó que el daño al Reloj de Flores le resultó especialmente indignante. "Es uno de los lugares más lindos, tradicionales, la gente se saca fotos, es un lugar incluso que es una postal latinoamericana de Viña del Mar al mundo, entonces a mí me indigna", comentó José Antonio Neme sobre el ataque a este emblema de la ciudad.
Con su característico tono directo y sin filtros, el periodista se refirió al hecho como un acto de vandalismo sin justificación, y no dudó en calificar a los responsables con duros términos. "¡Encuentro que son unos rotos de porquería! ¡Cumas, cumas! No tengo otra palabra para decirlo. ¡Pungas! Pero en el sentido pungas, porque yo soy un punga también, pero yo no ando haciendo daño a una infraestructura tan bonita", exclamó, visiblemente afectado.
José Antonio Neme no se guardó nada
Además, José Antonio Neme aprovechó la ocasión para hacer un llamado al respeto por los espacios públicos y por la cultura, asegurando que el daño al Reloj de Flores refleja una falta de educación y de aprecio por lo que representa el patrimonio. "Es rasca, es cuma, flaite, como lo quieran llamar, y del flaiterío mal. Me parece que es un daño gratuito al entorno, una falta de cultura, una falta de cariño", añadió en su descargo.
El animador también hizo una crítica social, señalando que, en su opinión, es necesario proteger a los ciudadanos respetuosos y quienes aprecian la ciudad de aquellos que con su actitud dañan el entorno. "A los que hay que enrejar es a algunos chulos que no tienen cultura, pero no a la gente decente que quiere disfrutar de una ciudad medianamente bonita. Nos estamos acostumbrando a vivir en la porquería, en la mierdita, perdón que lo diga", concluyó, mostrando su descontento ante lo que considera un deterioro de la convivencia urbana.
