Durante la noche del viernes, el cielo de Israel se vio surcado por una ofensiva de Irán de gran escala, marcando una significativa escalada en el conflicto. Bajo el nombre de "Operación Promesa Verdadera 3", Teherán lanzó una andanada inicial de aproximadamente 150 misiles balísticos dirigida a múltiples ciudades, incluyendo centros urbanos como Tel Aviv y Haifa. La agresión provocó la activación de las alertas antiaéreas en todo el territorio israelí, obligando a la población civil a buscar protección en los refugios designados mientras una segunda oleada de misiles era confirmada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
En respuesta al ataque, el sistema de defensa israelí "Domo de Hierro" se activó para neutralizar los proyectiles entrantes, aunque se reportó que no todos pudieron ser interceptados. Columnas de humo fueron visibles sobre edificios en Tel Aviv, Israel, y los servicios de emergencia Maguen David Adom informaron de un saldo preliminar de 17 heridos, mientras que el Ministerio de Defensa israelí comunicó que no se habían registrado víctimas mortales. Un alto funcionario estadounidense, citado por el portal Axios, confirmó que Estados Unidos brindó asistencia a Israel en las labores de intercepción. Posteriormente, el Comando del Frente Interno permitió a los civiles abandonar los refugios, instándolos a permanecer cerca.
Esta represalia iraní se produjo horas después de una incursión militar israelí en territorio iraní. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, describió la acción de su país como "una de las mayores operaciones militares de la historia". Según las FDI, aviones de combate atacaron objetivos estratégicos de la Guardia Revolucionaria, incluyendo instalaciones nucleares y un aeropuerto, además de eliminar a altos mandos de la Fuerza Aérea de dicho cuerpo y a destacados científicos nucleares. Netanyahu añadió que "el régimen iraní nunca ha sido más débil, esta es una oportunidad para que el pueblo iraní se levante contra el régimen".
Sigue la tensión entre Israel e Irán
Desde Teherán, las advertencias habían sido contundentes. El ayatolá Alí Jamenei prometió en un mensaje televisado que "van a hacer miserable al enemigo sionista". En la misma línea, declaró: “El régimen sionista (Israel) no quedará indemne de las consecuencias de su crimen. Se debe garantizar a la nación iraní que nuestra respuesta será eficaz”. Un alto funcionario iraní amplificó la amenaza en declaraciones a la agencia Reuters, asegurando que "ningún lugar en Israel estará seguro, nuestra venganza será dolorosa", estableciendo el tono de la contraofensiva.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica se atribuyó la responsabilidad del ataque, afirmando en un comunicado que impactaron docenas de objetivos militares, entre ellos bases de la fuerza aérea de Israel. Adicionalmente, la televisión estatal iraní y la agencia de noticias IRNA difundieron la afirmación de que sus fuerzas armadas habían logrado derribar dos aviones de combate israelíes en el espacio aéreo de Irán justo antes de lanzar su ofensiva masiva. Esta última aseveración fue negada por las autoridades israelíes.
