Este viernes, la Compañía de Jesús decidió expulsar a Felipe Berríos de la congregación, además de prohibirle el ejercicio público del sacerdocio y "todo contacto pastoral con menores de edad durante un período de 10 años".
La determinación se dio tras considerarlo culpable de hechos de connotación sexual contra menores de edad. Sin embargo, ambas sanciones pueden ser apeladas por el religioso.
Debido a lo anterior, Felipe Berríos emitió un comunicado donde expresó que lamenta la decisión de la congregación, pero que no le sorprenden. Además, señaló que el procedimiento canónico no garantiza el debido proceso ni la justicia, al mantener en secreto las acusaciones y pruebas en su contra.
Luego, negó las cuatro acusaciones en su contra. Primero, calificó una de ellas como "un supuesto abrazo dado en el año 2000, en el patio de una casa de retiros, al cual se le atribuye un carácter erotizado", y de las otras tres como "supuestos contactos fugaces con los labios, rodillas, muslos o glúteos de las denunciantes".
Tras manifestar que no se tuvieron en cuenta las pruebas presentadas, Berríos reafirmó su compromiso con el servicio a los demás, con el Evangelio, y expresó su confianza en que se aclararán los hechos.