Jorge Valdivia contactó a una tatuadora pocos días antes de los hechos que lo han llevado a prisión preventiva. La conversación entre ambos comenzó de manera informal, con Valdivia expresando su interés en hacerse un tatuaje. Tras algunos intercambios sobre diseños, acordaron una cita para realizar el trabajo, sin imaginar que ese contacto terminaría en una grave denuncia.
La Tercera tuvo acceso al expediente que incluye los mensajes entre Jorge Valdivia y la mujer, quien lo denunció por agresión sexual. El primer contacto lo hizo Valdivia, enviando un sticker con su imagen, lo que inició la conversación sobre el tatuaje que quería realizarse. Aunque inicialmente la cita estaba planificada para tomar medidas previas, el diálogo tomó un giro cuando comenzaron a conversar de manera más personal.
El diseño que Valdivia eligió fue una versión triste del personaje del Joker, lo que generó comentarios entre ambos. La tatuadora, en tono relajado, le mencionó que parecía estar "en modo triste", a lo que Jorge respondió que, aunque lo había estado, ahora se sentía más motivado. Sin embargo, la conversación siguió con la tatuadora comentando que sentía que el Mago podría ser un "cliente complejo", a lo que él respondió con humor, asegurando que era muy "flexible" y "ligero".
¿Jorge Valdivia es culpable?
Días antes de la denuncia, la conversación cambió de rumbo. El exfutbolista sugirió probar un tequila y fue invitado por la mujer a un restaurante peruano donde ella solía ir. Valdivia llegó al lugar en su moto, y según el relato, ambos bebieron dos pisco sour antes de que ocurrieran los hechos que más tarde la mujer denunciaría como una agresión sexual.
En su declaración ante Fiscalía, Jorge Valdivia sostuvo que la relación sexual fue consensuada, una afirmación que es rechazada por el ente persecutor, el cual ha reunido evidencia que respalda la versión de la víctima. Ahora, el proceso judicial continuará para determinar los hechos y la responsabilidad del exjugador en el caso.