En medio de la incertidumbre que rodea al hallazgo de un cuerpo esqueletizado en plena vía pública de Ñuñoa, la policía llevó a cabo una diligencia crucial durante la tarde del martes. El cadáver, encontrado cerca del mediodía del lunes en calle Las Talaveras, ha generado un enigma en la comunidad.
Se trata de una mujer de 60 años, con una data de muerte de al menos seis meses, y aunque inicialmente se sospechó de un posible vínculo con el crimen organizado, los detalles que emergen agregan un misterio aún mayor en Ñuñoa. A pesar de que no se encontraron lesiones atribuibles a terceros en el cuerpo, videos de seguridad muestran que fue abandonado en la calle por un hombre que se desplazaba en un triciclo.
Sin embargo, durante las últimas horas, la Brigada de Homicidios de la PDI se trasladó hasta un domicilio ubicado a dos cuadras del lugar del hallazgo, en calle Los Jardines. En esta casa, los detectives realizaron peritajes relacionados con el caso y sorprendentemente, se llevaron a una monja para que prestara declaración. Según los primeros antecedentes, las investigaciones a las cámaras de seguridad revelaron que esta religiosa habría trasladado los restos humanos en un carro de feria y luego los habría abandonado en la calle.
Ñuñoa, en la palestra
Vecinos del sector han aportado detalles intrigantes sobre las actividades de estas religiosas. Carmen, una vecina de Ñuñoa, señaló en una entrevista que "siempre se veían dos religiosas, a veces llegaban en taxi o salían con su carrito de feria, pero siempre eran dos. Nunca fue una casa de acogida, sí se veía que hacían arreglos, y se veía que tenían fondos para poder hacerlos”.
Por su parte, un conserje del sector, bajo anonimato, afirmó que hace tiempo dejó de ver a una de las religiosas. Se aguarda que en las próximas horas la PDI entregue mayores antecedentes sobre este intrigante caso que tiene a la comunidad de Ñuñoa en vilo.
