James Hamilton, médico cirujano, activista y fundador de la Fundación para la Confianza, no se guardó nada al reaccionar a la reciente entrevista de Cristián Campos en el programa Primer Plano. Su postura fue clara y contundente, especialmente considerando que ha sido una de las voces más firmes en la lucha por la imprescriptibilidad de los delitos sexuales contra menores. Su opinión sobre el caso de Raffaella di Girolamo y las acusaciones contra el actor no pasó desapercibida.
A través de su cuenta en X (antes Twitter), James Hamilton lanzó duras críticas tanto al actor como al periodista que lo entrevistó. Señaló que, a su juicio, Cristián Campos recurrió a su experiencia como actor para manipular la percepción del público. “Cristián Campos hace lo que sabe hacer: ACTUAR, tratando de ocultar su perversión haciendo lo que todos hacen, victimizarse”, escribió, sugiriendo que el intérprete habría apelado a un papel emocional para desviar la atención de los hechos denunciados.
Pero Hamilton no se detuvo ahí. También arremetió contra el periodista a cargo de la entrevista, cuestionando su desempeño y su rol durante la conversación televisiva. “El entrevistador trata de hacer lo que no sabe hacer: ENTREVISTAR, transformándose en cómplice pasivo”, afirmó con dureza. Para el activista, la manera en que se condujo el espacio no permitió un abordaje serio ni responsable del tema.
Virales dichos de James Hamilton
Las palabras de James Hamilton no tardaron en generar reacciones en redes sociales. Mientras algunos usuarios aplaudieron su franqueza y respaldo a la denunciante, otros llamaron a la prudencia y al respeto por el debido proceso. “Yo le creo a James Hamilton, sabe del tema”, escribió una usuaria, mientras otro comentario advertía: “Yo esperaría el resultado final del juicio antes de condenar de ese modo”.
En medio de esta polémica, la entrevista de Campos dejó más dudas que certezas para muchos espectadores. Varios usuarios expresaron incomodidad por algunos gestos del actor, e incluso cuestionaron que se refiriera a la denunciante como una persona "desequilibrada". Aunque el caso no es comparable al de Karadima, según algunos, el debate volvió a abrir una conversación compleja y sensible sobre las dinámicas del poder, la credibilidad y el tratamiento mediático de las denuncias de abuso.
