Durante su reciente estancia en el país para participar en las Elecciones 2025, el empresario Leonardo Farkas profundizó en su actual estilo de vida, caracterizado por constantes viajes internacionales y un retiro total del mundo de los negocios. En una conversación con Nicolás Birrell, director de Desafío Levantemos Chile, el filántropo reveló aspectos de su rutina que se mantenían en reserva, confirmando que su enfoque está puesto exclusivamente en la ayuda social.
Leonardo Farkas fue enfático al describir su situación financiera y laboral actual, asegurando que su etapa como hombre de negocios quedó atrás hace más de una década. “Yo no tengo ingreso, no trabajo hace 11 años, dejé todos los negocios. Estoy dedicado a la filantropía no más”, confesó el empresario. Además, recordó que su vocación solidaria es una herencia familiar, rememorando cómo su padre regalaba helados en la playa y su propia colaboración con comunidades religiosas en el pasado, a quienes donaba maquinaria para el mismo fin.
En su intervención en el podcast Los Desafíos de Chile, el exmúsico también se refirió a las reacciones que generan sus donaciones y gestos públicos. Admitió que, debido a su formación artística, le afectan los comentarios negativos que surgen ante sus acciones. “La gente siempre critica, hay que tener cuero de chancho, pero como fui artista, soy más sensible. La gente siempre encuentra algo malo”, lamentó respecto a la recepción de su labor altruista.
Leonardo Farkas y su presente
El análisis de Leonardo Farkas también abarcó la percepción que se tiene de Chile en el exterior en contraste con su experiencia personal previa. El empresario mostró preocupación por los reportes que llegan a otros países sobre la situación institucional y delictual nacional. “Todo lo que escucho en el extranjero, que los robos, los jueces, las corporaciones... yo nunca vi eso (en Chile)”, comentó, evidenciando una diferencia con la realidad que él recordaba de años anteriores.
Finalmente, el filántropo contrastó la libertad con la que solía transitar por las calles chilenas frente a las advertencias que recibe hoy en día. Manifestó su asombro ante el aumento de la violencia reportada, señalando que sus antiguas costumbres ahora son vistas como riesgosas. “Que matan, que asaltan... Venía a un restorán, luego salía a caminar dos, tres horas y ahora me dicen que no se puede”, concluyó sobre los cambios en la seguridad ciudadana.