Paul McCartney recordó a Pinochet tras su primer concierto en Chile: "Tuve la sensación de exorcizar al demonio"

El paso de Paul McCartney dejó toda clase de recuerdo para el famoso cantante.

Miércoles, 19 de junio de 2024 a las 18:46
Paul McCartney. Foto: captura.

El jueves 16 de diciembre de 1993 se dio un hito musical aconteció en Chile: Paul McCartney, uno de los legendarios Beatles, aterrizó por primera vez en el país. Esa misma noche, el Estadio Nacional de Santiago fue el escenario de su esperado debut, como parte de su ambiciosa gira "The New World Tour".

Chile fue el destino final de una gira que había comenzado el 18 de febrero de 1993 en Milán, Italia. Con un total de 77 fechas, este tour se destacó como uno de los más ambiciosos de la carrera de Paul McCartney. Su presentación en el Estadio Nacional marcó el cierre de este extenso recorrido, haciendo de esa noche un evento especialmente significativo. Además, fue su última vez con Linda, su compañera, quien fue diagnosticada con cáncer y no la pasó bien y falleció en 1998.

En entrevistas posteriores, Paul McCartney ha recordado vivamente su paso por Santiago. "Lo que más recuerdo es Santiago. Fue el último show de esa gira", comentó en una ocasión. Sin embargo, no fue solo la música lo que dejó una impresión duradera en el artista. El Estadio Nacional no es solo un lugar de eventos deportivos y conciertos; es también un sitio marcado por la historia política de Chile.

Virales palabras de Paul McCartney

Durante el régimen de Augusto Pinochet, el estadio fue utilizado como centro de detención y tortura para presos políticos. Este hecho no pasó desapercibido para McCartney. "El estadio era donde Pinochet había encerrado a todos los presos políticos. Fue escalofriante estar en el vestuario donde sabíamos que habían disparado a todos los poetas y artistas", relató.

Consciente de la sombría historia del lugar, McCartney sintió la necesidad de transformar esa energía negativa a través de su música. "Tuve la sensación de tener que exorcizar el demonio, así que me sentí muy bien cantando 'Let it Be' allí", explicó a La Tercera. Comparó esta experiencia con otra en Frankfurt, donde había cantado en un lugar utilizado por Adolf Hitler.

"Cuando sabes que Hitler o Pinochet han estado en estos lugares y han hecho un trabajo sucio, hay una especie de bendición cuando entras y cantas una canción pacífica", reflexionó. El concierto de McCartney en Santiago no fue solo un espectáculo musical; fue un acto de sanación y reconciliación con el pasado.

Su interpretación de "Let it Be" en el Estadio Nacional resonó no sólo como una pieza de su icónico repertorio, sino también como un mensaje de paz y esperanza en un lugar cargado de dolor. La noche del 16 de diciembre de 1993 queda en la memoria no solo de los fans chilenos de McCartney, sino también como un momento en que la música ayudó a curar las heridas de la historia.

 

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