Un joven rompió el silencio y relató su experiencia con José Baeza, el chef de 41 años que hoy enfrenta cargos por la desaparición y muerte de Francisco Albornoz, un joven de 21 años. Según su testimonio, el primer contacto ocurrió cuando él tenía apenas 18 años. “A él lo conocí cuando tenía 18 años. Ya han pasado siete años, ahora tengo 25. Él tenía como 16 años más”, expresó con frialdad, recordando una historia que ahora adquiere un tono sombrío.
De acuerdo con lo que compartió en una entrevista para el matinal Contigo en la mañana, su relación con Baeza fue esporádica y siempre giró en torno a lo sexual. “Con este sujeto hablo esporádicamente, siempre en un contexto sexual, bajo ese tipo de charlas y mensajes. Yo hablaba con él una noche y después podían pasar semanas”, comentó. Nunca hubo una conexión más allá de lo físico o virtual, y los contactos eran intermitentes.
El joven, que optó por mantener el anonimato, explicó que su vínculo con Baeza tuvo dos etapas. En la primera, cuando aún era menor de edad, las conversaciones nunca se materializaron en encuentros. Sin embargo, años después, ya con mayor independencia y viviendo en Santiago, retomaron el contacto. “Cuando me vine a vivir a Santiago, hace como dos años, retomamos la charla. Yo estaba más grande, tenía mi departamento, y en este segundo período decido juntarme con él”, explicó.
Más detalles de la muerte de Francisco Albornoz
Asegura que se vieron en unas cuatro o cinco ocasiones, aunque siempre con largos intervalos entre medio. A través del chat, comenzó a notar patrones en la personalidad de Baeza. “Siempre hacía notar la diferencia de edad, me trataba como ‘chiquitito o pendejito rico’”, relató. También señaló que el chef solía introducir drogas en los encuentros, y que incluso le ofreció una sustancia desconocida que causaba un adormecimiento momentáneo. “Ya en la tercera vez que me junté con él me presentó una droga que yo no conocía, que te hace adormecer por unos 20 segundos”, afirmó.
Pero lo más perturbador llegó con el hallazgo de que Baeza había intentado contactarlo el mismo día que desapareció Francisco Albornoz. “Este tipo me invitaba a su departamento en La Dehesa o a su casa de campo. Él hacía estos encuentros sexuales recurrentemente, hacía fiestas sexuales donde se juntaban dos o tres personas”, reveló. Tras conocer la trágica noticia de Francisco Albornoz, revisó sus conversaciones y confirmó: “Me escribió el 23 de mayo”, justamente el día en que Francisco tuvo su último contacto con el mundo.
