Ricardo Lillo, exasesor del gabinete del entonces subsecretario Manuel Monsalve, fue uno de los funcionarios que prestó declaración ante la Contraloría tras la denuncia de violación interpuesta contra Monsalve por una subordinada. Militante del Partido Socialista, Lillo formaba parte del mismo equipo de trabajo que la denunciante y mantenía una relación sentimental anterior con ella, tal como él mismo reconoció durante su testimonio.
Según relató Lillo, días antes del supuesto ataque, la mujer le expresó su preocupación por una reunión que tendría con Manuel Monsalve, creyendo que podría tratarse de una instancia para despedirla. En ese contexto, le solicitó un pantallazo de la agenda del subsecretario, sospechando que el almuerzo al que fue convocada tenía un carácter más profesional que informal. “Siempre (la denunciante) pensó que el almuerzo era laboral”, afirmó.
Lillo también describió el estado emocional en que encontró a la mujer tras el encuentro con Monsalve el 22 de septiembre. “Estaba desbordada”, aseguró. Aunque inicialmente ella no dio detalles claros, le comentó frases como “pasó algo horrible” y “no me acuerdo de nada”. Posteriormente, cuando Lillo le sugirió buscar ayuda médica y psicológica, la mujer insinuó quién podría ser el agresor. “Él no fue, es más arriba”, le dijo, lo que Lillo interpretó como una referencia directa a Monsalve.
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En los días siguientes, Lillo asumió un rol protector, acompañando a la denunciante en reuniones con Monsalve y prestando atención a cualquier comportamiento inusual. Observó tres encuentros entre ellos, dos de índole laboral y uno en el que, según dijo, Monsalve habría ofrecido disculpas a la joven. En esa ocasión, ella le cuestionó por qué no la acompañó a casa y le manifestó que no habría consentido estar en el hotel. “Monsalve se habría tomado las manos en la cara y habría pedido disculpas”, aseguró Lillo.
Finalmente, el exasesor señaló que tras enterarse de lo ocurrido, notó cambios notorios en el comportamiento de Monsalve, a quien describía como una persona habitualmente contenida y calculadora. Recordó que en una reunión con autoridades, el entonces subsecretario mostró señales de incomodidad que no eran propias de él. Incluso, relató un episodio en que Manuel Monsalve se mostró errático y dubitativo antes de una reunión, con gestos repetitivos que, según Lillo, reflejaban un comportamiento poco habitual en su carácter.
