Recibir el Año Nuevo en Viña del Mar: una experiencia inolvidable

Luego de algún tiempo, los fuegos artificiales volvieron a iluminar el cielo en Viña del Mar.

Viernes, 10 de enero de 2025 a las 14:08
Fuegos Artificiales en Viña del Mar. Foto: Carola Neumann.

Si hay un lugar en Chile que transforma la llegada del Año Nuevo en un espectáculo inolvidable, ese es Viña del Mar. Decidí pasar esta celebración en la conocida “Ciudad Jardín” y descubrir por mí mismo por qué es uno de los destinos más populares para despedir el año.

El ambiente comienza a encenderse desde temprano. Al llegar el 31 de diciembre, la ciudad vibra con energía: turistas y locales llenan las calles, los restaurantes están abarrotados, y los músicos callejeros añaden un toque festivo al aire. Decidí caminar por la costanera con mi esposa, donde ya se sentía la anticipación por el evento más esperado: el famoso show de fuegos artificiales sobre la bahía.

Un recuerdo que todos deberían tener

Para asegurar un buen lugar, me uní a las familias y grupos de amigos que llegaron temprano a Playa Acapulco, cargados con sillas, mantas y hasta cenas improvisadas. El espíritu comunitario era contagioso, con desconocidos deseándose un “¡Feliz Año Nuevo!” y compartiendo risas. Mientras el sol se ponía, el horizonte se tiñó de colores cálidos, anunciando la inminente despedida del año.

Luego, visitamos a unos viejos amigos en su cálido departamento y cenamos juntos para esperar el show. Y entonces, llegó el momento. A la medianoche, un estruendo marcó el inicio del espectáculo. Desde el mar, una sucesión de explosiones de luz y color iluminó el cielo durante más de 20 minutos.

Fuegos Artificiales en Viña del Mar. Foto: Carola Neumann.

Año Nuevo en Viña del Mar, una noche diferente

Fue hipnótico, un espectáculo sincronizado que no solo se veía, sino que se sentía, con el eco de los fuegos artificiales resonando en el pecho. Todos aplaudían, gritaban, se abrazaban, y, como es tradición, algunos se aventuraron a correr hacia el agua para la primera zambullida del año. Incluso, dadas las marejadas que hubo esa noche, otras personas terminaron mojadas de igual manera.

La fiesta no terminó ahí. Las calles se llenaron de música, con carpas y locales ofreciendo música en vivo. La multitud se dirigía a los bares cercanos, donde brindaron con desconocidos que parecían amigos de toda la vida. Si algo aprendí esa noche es que recibir el Año Nuevo en Viña del Mar no es solo una celebración, es un ritual lleno de magia, comunidad y alegría. Sin duda, una experiencia que repetiría.

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