Un nuevo conflicto estalla en la futura administración de Piñera. Felipe Larraín Bascuñán ha desarrollado casi todos sus negocios con su esposa, Francisca Cisternas Lira, y sus hijos. A través de Inversiones El Boldal el ministro y su familia participan en negocios inmobiliarios y de asesoría en inversiones. Una de las inversiones más controversiales en las que participa Larraín es en el directorio de Viña Quintay. Durante su anterior administración en el Ministerio de Hacienda se impulsó un alza de impuestos a los licores de más de 41° alcohólicos, lo que excluyó al vino por su baja graduación (quedó con una tasa de 15%, en tanto el tributo para los licores de alta graduación se elevó a 27%). El año pasado, tras la venta de las acciones de los socios, sólo quedaron en esta sociedad Alejandro Weinstein, Hernán Gómez y el propio Larraín. Director del Centro de Políticas Sociales y Económicas (Clapes) de la Universidad Católica, organismo al que llegó tras el término del gobierno de Piñera. Como parte de esta entidad, Larraín se convirtió en 2014 en parte del Consejo de Líderes para el Desarrollo Sustentable de la ONU y miembro del Consejo Asesor del Banco Mundial, que calcula el
indicador Doing Business, que hace algunas semanas causó controversia por su supuesta manipulación. Desde 2015, es asesor del Ministerio de Hacienda de Paraguay, donde propuso dos reformas que Chile aplicó hace una década: Ley de Responsabilidad Fiscal y un Fondo Soberano. En 2016 fichó como director de Independencia, la mayor administradora de fondos inmobiliarios de Chile. El futuro ministro de Hacienda posee 13 propiedades avaluadas en $ 966,7 millones. Sólo una tiene destino habitacional y las demás corresponden a predios agrícolas en Casablanca y en Río Claro (Región del Maule).
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