El cura obrero tiene el apoyo de gran parte de la sociedad.
“Esta Iglesia no crece, va de 80% a 52% (de adhesión), ha perdido la capacidad de contagiar”. Con esta frase que le dijo el sacerdote Mariano Puga a sus feligreses el 30 de diciembre del 2018, en la capilla Cristo Liberador, de Villa Francia, obligó a la Iglesia Católica a procesarlo internamente.
El «cura obrero» fue enviado a Filipinas y Francia, y regresará a Chile hasta después de la Semana Santa, en abril del próximo año. Sin embargo, él no lo está pasando bien porque finalizó una investigación eclesial en su contra, luego que dos personas lo denunciaron por abuso de poder y conciencia.
Consultada por La Tercera, la Delegación -de la Iglesia de Santiago- ratificó la indagatoria, conducida por Bernardino Arance Maldinado, doctor en derecho canónico. “En 2018 se realizó una investigación al presbítero Mariano Puga Concha por presunto abuso de conciencia y de poder en el ejercicio pastoral. Aunque durante el procedimiento la denuncia fue retirada, la investigación siguió su curso, concluyéndose un uso arbitrario de la liturgia”, se informó.
Alejandro Álvarez, canonista de la Fundación Voces Católicas, dijo que “él (Puga) tiene una manera bastante original de celebrar la liturgia. No seguía exactamente las rúbricas del misal romano y los distintos sacramentos. Puede que estos fieles se hayan sentido pasados a llevar o violentados”.
El sacerdote Eugenio de la Fuente opinó que “si el abuso sexual es de dos, el de conciencia es de cien. Acá hay miles de personas abusadas de conciencia (…) hay un mal sistema de dirección espiritual que no se ha corregido desde Roma”.
Puga fue notificado por el Arzobispado de la resolución sobre su conducta litúrgica.