Decidió hablar sobre el tema que estremeció al país. Y lo hizo fiel a su estilo, sin ningún tipo de filtro.
La PDI finalmente encontró el cuerpo de Tomás Bravo, niño de tres años que se perdió en la comuna de Arauco. Estuvo más de ocho días desaparecido, para ser encontrado muerto a dos kilómetros de la casa. Hoy, las principales sospechas es en relación al actuar de su tío abuelo, la última persona que lo vio con vida.
En este contexto, la doctora María Luisa Cordero decidió hablar del tema, quien en primera instancia envió condolencias a la familia del niño. Pero como siempre ocurre, en sus voraces reflexiones, no tuvo piedad para develar el extraño actuar del único imputado, Jorge Escobar.
«Cuando esto sucedió, al día siguiente, me desperté pensando que a ese niño lo habían atropellado en la autopista (…) Yo tenía una sensación, de corazón, que el niño no estaba en el lugar que estaban buscando, que estaba mucho más lejos de ahí», reconoció.
Sin embargo, la psiquiatra describió dos comportamientos sumamente curiosos de Escobar y que le llamaron la atención. Ambos fueron registrados por la televisión y que se pasaron en reiteradas ocasiones en los noticieros.
«Me llamó poderosamente la atención, en la fisonómica de Escobar Escobar, la ropa chillona que usaba. Él trataba de verse más juvenil. Y la otra cosa que me llamó profundamente la atención, cuando lo fue a buscar una gente de la PDI, se acordó que no traía su celular y se desesperó. Y resulta que de repente lo encontró en el bolsillo. Yo pensé, ‘¿qué tiene en el celular que está tan asustado? ¿Por qué está tan nervioso?’ Había algo en la conducta de él que me llamaba la atención», partió diciendo.
En Twitter, además le consultaron sobre la posición de los brazos de Escobar cuando acompañó a las policía al sitio donde se habría desaparecido el niño. Ante esto, la doctora señaló que es una conducto de «ocultamiento».
«Doctora, ¿idea mía o también fue muy extraña la actitud del tío de Tomasito cuando fue con Carabineros y PDI a indicar el sitio donde dejó al niño, con sus manos siempre en la espalda, como esposado sin estarlo?», le consultaron.
«Las manos atrás, para mí, es lenguaje corporal que significa ocultar algo. Pero la observación que haces es muy pertinente. Buena observación, porque su inconsciente lo está delatado. Pero cuando esposan a alguien también lo hacen con las manos por delante. Me quedo con el ocultamiento», respondió la psiquiatra.
FOTO: La Cuarta