Tati Fernández, Fran Chekal, Itay Vargas y Max Valenzuela protagonizan la nueva portada de Revista Velvet. Los también influencers, cuentan cómo es la trastienda de su vida y cómo les ha ayudado, pero también perjudicado la exposición en las redes sociales.
Se sabe que ser adolescente no es fácil para nadie, es una etapa de desarrollo que tiene dificultades, pero más lo es cuándo se es una celebridad y más aun en redes sociales, en donde prima el anonimato y cada usuario cree que puede decir lo que quiera, sin saber el daño que puede provocar.
Esto lo sabe bien, Max Valenzuela, uno de los tiktokers chilenos más antiguos y famosos. El joven de 17 años, dice: “Llegué a sentir que mi vida no valía nada, que no tenía sentido (…) me di cuenta de que tenía una dependencia emocional muy grande, relacionada con muchas cosas; con temas de mi niñez, con otros temas que no quiero detallar, pero que de repente se traducían en que si mis videos no tenían likes me frustraba mucho. Y eso no estaba bien”.
A tanto llegó su exposición y dependencia, que “toqué fondo a fines de enero”, confiesa. Es que Max partió a los 12 con su exposición en las redes, alcanzando fama en Musical.ly, tras un intenso camino, cuenta “empecé en el ‘Buenos días a todos’ a concursar como doble de Maluma y me quedé como jurado”. Sumado a eso los seguidores de Tiktok subían, lanzaba su libro y pololeaba con otra tiktoker (la famosa Ignacia Antonia), hasta que no pudo más.
“Estuve en tratamiento (…) logré salir adelante. Ahora estoy tan despreocupado de las redes sociales, que si subo cosas lo hago sin esperar la cantidad de likes. Antes si tenía un TikTok que salía mal, mi vida era un asco. Era estúpido, una cosa muy de ego; te sientes mal cuando tus seguidores empiezan a bajar. Igual creo que era medio niño (…) Cuando empecé a darme cuenta de que era una persona común y corriente, empecé a disfrutar más la vida, y eso fue cuando a un TikTok mío le fue súper mal y ni me molesté en borrarlo. Como que ya no sentí ese vacío. Lo hice porque quise nada más”.
Es que la exposición muchas veces les juega una mala pasada cuando menos lo esperan, es el caso de Tati Fernández, la ex chica Rojo, contó a Velvet que en medio de la revolución de LasTesis se sumó al viral de una coreografía, pero la reacción no fue la esperada: “No vi problema en que un mensaje potente tuviera una versión diferente en una plataforma que lo acercaba a jóvenes y niños, y me sumé. Y quizás algunos me ven aún como una niña, pero ahora que he ido creciendo tengo más voz, y tengo más cosas que expresar. El baile sigue siendo para mí lo principal, pero si siento que hay algo que quiero decir a través de él, lo voy a hacer”.
“Creo que TikTok es una de las redes donde hay más hate”, dice Fran Chekal, quién es hija de padres coreanos: “me decían, chica Covid. Había mucho hate porque soy oriental”.
Itay reconoce que no le ha tocado tan duro pero comentó que “afortunadamente a mí no me ha pasado nada grave o demasiado tóxico. A lo más siempre me llega hate del tipo ‘Ay, qué fome. ¿Era para reírse?’. Cosas de ese tipo, que la verdad no entiendo para qué las hacen, si pueden seguir de largo. Es obvio que no puedo divertir a todo el mundo, ni caerle bien a todos; pero me ha tocado ver a otros influencers donde los mensajes son del nivel onda: mátate, suicídate. Y eso es terrible, porque todos a esta edad pasamos por ansiedad, por depresión. Y quizás por eso mismo yo me he concentrado en hacer videos de comedia, porque me llena de amor poder sacar una sonrisa o que me digan que han tenido un mal día y los alegré”.