Martín de los Santos Lehmann, el "empresario" de 32 años prófugo de la justicia chilena por la brutal agresión a un conserje de 70 años, Guillermo Oyarzún, quien quedó ciego de un ojo, ha vuelto a generar revuelo desde su escondite en Brasil. Lejos de guardar silencio, el acusado ha lanzado un insólito "servicio" para "aprovechar su fama momentánea" y supuestamente ayudar a pequeñas y medianas empresas, una iniciativa que ha sido recibida con una mezcla de indignación y asombro en redes sociales.
A través de su cuenta de Instagram, Martín de los Santos Lehmann no solo ha intentado justificar su violento comportamiento, apelando a traumas de su infancia, sino que también ha reafirmado su intención de alcanzar un acuerdo extrajudicial con la familia de Oyarzún. El joven, que ya estaría siendo ubicado por las autoridades chilenas, busca negociar la situación para evitar las consecuencias judiciales de la agresión que conmocionó al país.
En una serie de publicaciones que han dado que hablar, De los Santos reveló haber sido víctima de violencia por parte de una profesora de pre-kínder. "La violencia que sufrí de niño marcó mi vida hasta la adolescencia. No vino de mi casa, vino de donde menos debía: una profesora, Claudia, en prekínder. Me hacía daño cuando nadie veía. Aunque no podía hablar, recuerdo esconderme tras la pierna de mi papá con un nudo en la garganta. Él me creyó. Él me salvó", escribió. Además, enfatizó que sus padres no son los culpables de su comportamiento, y que esa "primera herida abrió la puerta a muchos otros abusos, físicos y emocionales".
Martín de los Santos Lehmann, en boca de todos
El prófugo concluyó su mensaje con una acusación directa a su supuesta agresora: "Hoy no busco venganza, sino verdad. Muchos niños son dañados por mujeres adultas, y nadie habla de eso. Hablemos. Miss Claudia… usted sabe lo que hizo". En otra publicación, De los Santos aseguró que se hace cargo de sus errores y afirmó estar negociando "con respeto" con la familia de don Guillermo, buscando la paz y no la venganza. También se jactó de su conocimiento del sistema judicial chileno por su experiencia en Contraloría y la Fiscalía Nacional Económica, advirtiendo a la familia Oyarzún que, una vez que la noticia se apague, el sistema y los periodistas los dejarán solos, y nadie les pagará nada.
Estas declaraciones llegan semanas después de que Martín de los Santos Lehmann ofreciera a la familia Oyarzún una parcela en Pichilemu, condicionada a un acuerdo que evitara el castigo judicial. Su estrategia parece ser una mezcla de victimización, autojustificación y un intento de coacción, todo mientras permanece fuera del alcance de la justicia chilena, una situación que sigue generando repudio y debate en la opinión pública.
