Carlos Álvarez, uno de los sobrevivientes de la tragedia de Antuco, alzó la voz tras la muerte del conscripto Franco Vargas de 19 años, quien falleció en medio de un extremo y abusivo entrenamiento militar en la ciudad de Putre.
A casi 19 años del hecho, donde murieron 45 jóvenes soldados tras una marcha forzada en medio de una tormenta de nieve, ahora se destapa que las condiciones aún no han cambiado en la institución.
En entrevista con el diario El Mercurio, el exmilitar partió denunciando el abandono por parte del Estado: "Como no tuvimos tratamiento psicológico, es complicado. Hemos tenido que ir aprendiendo a llevar todo con el paso del tiempo". Por lo cual, varios de sus compañeros sobrevivientes cayeron en el alcoholismo y sufren depresión.
Respecto al deceso del conscripto Franco Vargas en Putre, el exsoldado criticó: "Es un tema de egos (...) porque los que son superiores se creen como dioses y se tiene que hacer lo que ellos dicen. Nosotros, cuando marchamos (en Antuco), perfectamente en algún momento podríamos habernos devuelto. Pero decidieron seguir".
"Aquí se ha dicho -las versiones hasta este momento- que los soldados andaban con polera, a las 7 de la mañana, en el desierto. Pensé que habían aprendido de lo que pasó con nosotros, que no pasó a la ligera que no tuviéramos la ropa adecuada para la nieve", manifestó.
Recomendación a soldados de Putre
El sobreviviente de Antuco aconsejó que "los soldados que estuvieron ahí se puedan asesorar bien, porque nosotros no lo hicimos y nadie nos prestó una ayuda que era necesaria en ese momento".
Luego, Carlos Álvarez destacó que el general Javier Iturriaga llamara a retiro a los altos mandos militares del norte, sin embargo, no cree que se haga justicia: "Está bien la medida que los den de baja, lo que no pasó con nosotros. En nuestro caso, los enviaron a otras unidades y así los escondieron. Creo que ahora nadie pagará con cárcel. Y para la familia del soldado no hay consuelo".
"Acá tuvimos un solo culpable, que fue Patricio Cereceda, a quien le dieron una condena de cinco años y un día, la cumplió en un recinto militar en Peñalolén, donde tenía todo tipo de beneficios, como estar con su familia. ¿Qué tipo de condena es esa? ¿Quién paga así?", cuestionó.
"Y Cereceda el año pasado, cuando comenzó la guerra entre Ucrania y Rusia, dio unas charlas explicando el conflicto. O sea, ¿cómo nos sentimos nosotros como sobrevivientes? ¿Cómo se sienten nuestras familias? Si ven que la persona que fue la responsable de lo que pasó, de 45 personas que fallecieron, está trabajando para el Ejército. Es casi como una burla, Además, fue el único culpable, y los demás que estuvieron ahí, que no ayudaron, que se arrancaron, no pagaron", finalizó Álvarez.