Por: Conzuelo Pi, Associate Senior de Page Executive.
Una importante radiografía en el mundo laboral nos presentó la última encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y que eleva, aún más, la presión por generar cambios estructurales en la sociedad y en las organizaciones para crear y desarrollar espacios para las mujeres.
Es sabido que la fuerza laboral femenina tiene componentes de mayor riesgo frente a la cesantía y que continúan resintiendo, así lo demuestran las tasas de desocupación del último trimestre con el 30%, por sobre el de los hombres (27,5%).
Lo cierto es que las iniciativas siguen siendo insuficientes para la incorporación de las mujeres a las organizaciones. En la medida que uno analiza la pirámide organizacional y la evolución de la carrera dentro de las empresas, se puede ver claramente como la participación femenina va desapareciendo, hasta llegar a la alta dirección donde es minoritaria o casi nula.
Los debates y las políticas de equidad de género e igualdad de oportunidades no están teniendo el efecto deseado: ser más diversos, tolerantes e inclusivos. Entonces, estamos en un punto de inflexión donde es necesario que todos los actores del mercado sepamos sostener la difícil pregunta y conversación sobre qué estamos haciendo para equiparar la cancha entre mujeres y hombres.