Por Victor Iturrieta R. Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
En este año que -aún- no termina para muchos trabajadores de la educación, quisiera compartir la siguiente reflexión en mi calidad de profesor de enseñanza media comprometido con la educación al servicio del desarrollo integral del ser humano y del perfeccionamiento de la vida en nuestra sociedad, quisiera manifestar mi profunda inquietud en un aspecto del quehacer educativo desde el punto de vista institucional. En concreto, me refiero a un aspecto que por su especificidad y carácter técnico-pedagógico ha pasado desapercibido en la discusión pública en general. Esto es la Carencia de Instrumentos Curriculares nacionales para el año lectivo 2019 en los casos de las asignatura o subsectores correspondientes al Plan de Estudio de Tercero Medio. Es necesario destacar, que la Concepción Curricular no corresponde solamente a un aspecto “técnico” sino que más bien supone una concepción del modelo de educación que se quiere beneficiar y por extensión el modelo de sociedad que se intenta construir. Desde el punto de vista pedagógico nuestro país reconoce y asume de manera bastante tardía la necesidad de pasar de un modelo centrado en los “conocimientos” (educación bancaria[1]) a uno centrado en los aprendizajes de los estudiantes. Situación que comenzó -lentamente- a actualizarse con el “empujón” proveniente de la masa crítica y movilizada en torno al movimiento estudiantil. Para poner en contexto, reseñare brevemente como se ha llegado a esta situación.
- Producto de la presión social en general y del movimiento estudiantil en particular (2001, 2006, 2011.), la clase política tradicional junto a los representantes de la institucionalidad educativa decidieron comenzar a realizar los cambios urgentes que requería la legislación educacional chilena. El principal se terminó con la dictatorial LOCE, y se creó la LGE[2].
- La Ley General de Educación comenzó a regir en el año 2009, sin embargo, el conjunto de los documentos que la harían operativa en práctica comenzó a elaborarse a partir de 2012.
- El cambio de concepción curricular (incompleto aún) se expresó en la creación de referencias curriculares nacionales contenidas las nuevas Bases Curriculares[3]. Las de enseñanza básica (1° a 6°) y las de media (7° básico a II° Medio) se comenzaron a aplicar gradualmente desde el año 2012.
- La aplicación de las nuevas Bases Curriculares debió estar acompañada de otro instrumento de gestión curricular, es decir, el “Programa de Estudio” para cada subsector, el que organiza y distribuye temporalmente los Objetivos de Aprendizajes o Habilidades presentes en las bases. Cabe recordar que, si bien es un instrumento “optativo” para los establecimientos, por su complejidad, es mayoritariamente utilizado por los colegios del país.
- Es así como se fueron elaborando -año a año- los nuevos Programas de Estudio para incorporar un nuevo nivel de enseñanza con todas sus asignaturas. Finalizando, el año 2018 con la incorporación de II° Medio.