Por: Hernán Montecinos. Escritor ensayista. Valparaíso
Entre la pobreza comunicacional y servil de la TV chilena, llama la atención el programa "Pauta Libre" de Red Televisión, la que saliéndose de los acostumbrados cánones editoriales, nos han sabido entregar opiniones que ya no vienen tan descaradamente pauteados y digitados por la élite política/empresarial que dominan los medios de comunicación. Cosa inédita, un programa en que se dejan oír las voces de izquierda y del pensamiento disidente, rompiendo así con ese acostumbrado pathos televisivo, que circunscribía los debates de opinión, desmedidamente, con participación de los representantes del binominal ismo político (Derecha, ex Nueva Mayoría), dejando fuera a los representantes genuinos de la izquierda, sectores disidentes e independientes.
Su conductor, Neme, y las distinguidas panelistas que lo acompañan, junto a sus invitados, debaten en profundidad temas políticos y sociales que por lo general la tele entregaba muy superficialmente.Sin embargo, no todo es tan papel de rosa. Para el caso, quiero hacer oír mi reclamo, referido al conductor del panel, el periodista Antonio Neme, quien en este y otro programa (Hola Chile), deja en evidencia una desmedida y sobre exagerada crítica, en contra del gobierno venezolano, centrado, obsesivamente, en el presidente Maduro, al que se refiere, como “el dictador Maduro”. Como se sabe, Maduro fue elegido democráticamente por el 68% de los electores, en donde la oposición se presentó dividida, no participando en ella la posición más de ultraderecha, y participando la otra parte de la derecha, a través de su candidato presidencial Henri Falcón de “Avanzada Progresista”. Dicha elección se hizo en conjunto con la de gobernadores, y municipales.
En la de gobernadores, de 23 gobernaciones el PSUV ganó en 19, y la derecha participante ganó en 4. En las municipales el triunfo del oficialismo fue más arrollador aún.Más recientemente, el 6 de Diciembre, se renovó la Asamblea Nacional, en donde participó una derecha que aún se encuentra dividida, negándose nuevamente la posición más ultra a participar, bajo el consabido slogan de que se iba a producir un fraude. ¿Les suena? Así, expuesto estos puntos, no sé cómo es que entiende la democracia el periodista Neme, como si hubiera algún otro método que no fuera el de las elecciones, distinto al de una dictadura en sentido estricto.
Quizás se encuentre muy permeado por las opiniones del rasero medio de las élites políticas/comunicacionales que, como sabemos, influyen como formadores de opinión a favor de las políticas imperiales, léanse, discursos digitados desde los EEUU y la Comunidad Europea, los que se recogen muy servilmente en los medios de comunicación criollos. A saber, últimamente, estas comunicaciones, han intentado naturalizar en la opinión pública, que cuando triunfan los líderes de izquierda es que ha habido fraude, y cuando ganan los de derecha, ahí sí que ha existido un proceso democrático. ¿Curioso no?Esto ha pasado no sólo con Venezuela, sino también con Bolivia, y más allá de nuestra región, en Bielorrusia, Birmania, y Myanmar, sin olvidar, por cierto el caso de Trump, quien todavía insiste que perdió por un fraude.Para que decir en Chile, con Allende, al que no pudiendo derrotar por los medios democráticos, no encontraron nada mejor que bombardear “La Moneda”.
Por ahí, entre medio, tenemos los casos de Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay a los que tumbaron antes de terminar sus mandatos. De otra parte, en Brasil como se sabía que Lula ganaba, no encontraron nada mejor que meterlo preso; consumado dicho propósito ya lo dejaron libre. Lo mismo con Correa en Ecuador, lo judicializaron, impidiéndole así presentar su candidatura en las recientes elecciones en Ecuador.Entonces, mi estimado, usted como avezado periodista, no puede dejar de comprender el caso de Venezuela, abstrayéndose dentro de este general contexto, creado como nueva estrategia geopolítica por la derecha y la socialdemocracia mundial, un nuevo latiguillo comunicacional político, que utilizado como caballo de Troya les ha servido, hasta el momento, exitosamente, para tumbar gobiernos de izquierda.
En fin, un repetitivo complot estratégico que voceado a escala mundial, ha logrado hacerse carne también, hasta en su propia piel. Quizás, le concedo a su favor, el hecho de que usted haya quedado muy impresionado y sorprendido, porque en Caracas fue testigo presencial, de como por las calles transitaban grupos chavistas armados en moto. Esos son los llamados “Colectivos”, asociación de grupos barriales cuyo lema es de que una revolución para que sea y se desarrolle como tal, no puede estar desarmada. Estos grupos se crearon como movimientos de auto defensa barriales, después de los más de 130 personas asesinadas en las calles por las denominadas “guarimbas”, asonadas callejeras promovidas por la derecha más ultra de ese país, para cuyo propósito contrataron lumpen con la orden de matar en las calles a cualquier persona sospechosa de ser chavista.
En el mismo orden, se han formado las milicias, grupos que, en su primer momento, se desarrollaban en forma inorgánica, lo que llevó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a incorporarlas, en un proceso de formalización. A esta fecha ya se encuentra orgánicamente funcionando, bajo la orden de las FFAA, un conjunto de cientos de miles de civiles preparados militarmente como fuerzas adjuntas a ésta para defender su proceso revolucionario transformador.
En un sentido más general, no debe pasar desapercibido para usted, la historia del liberalismo en estos dos últimos siglos. Una historia que, dejando aparte las apariencias y formalidades, ha sido una derecha totalmente anti democrática. La derecha siempre juega con las cartas marcadas. La derecha considerada como tal no resiste la democracia. Definitivamente la democracia no les gusta, no les acomoda, solamente, claro está, cuando ha jugado a su favor. Hablamos de liberalismo, no dejando de tener presente que éste hasta el siglo XIX, se negó a aceptar el sufragio universal, y hasta el siglo XX no aceptaron que votaran las mujeres.
Juegan a la democracia si sus privilegios no se resienten y cuando estos se resienten dejan de jugar a la democracia. Por lo anterior, es de esperar que en sus próximas intervenciones, respecto de Venezuela, actúe con mayor rigor y pudor, elementos éstos que están suscritos a la raíz misma de lo que debe ser el periodismo. Esto no quita el hecho que éste proceso, así como cualquier otro, no esté libre de crítica, pero esa crítica para que sea genuina, no debe dejar afuera todos los contextos que Ud., no se bajo qué razones, se los ha saltado olímpicamente. En la crítica política, en casos tan controversiales como lo que está pasando en Venezuela, bien vale que los periodistas, antes de emitir su juicios investiguen un poco de historia para saber comprender en su raíz, lo que pasa, para el caso, en la hermana república bolivariana.