Acevedo repasó sus años para atrás, hasta llegar a la situación tan polémica.
Sin dudas, lo sucedido con Albert Acevedo y el Aaraña Olivares hace tiempo no ha dejado de ser viral, por lo que el protagonista lo recordó. Claramente los fanáticos del fútbol chileno tienen en su memoria el Superclásico del 30 de octubre de 2011, aquel que Colo Colo recibió a Universidad de Chile en un repleto estadio Monumental, donde todo terminó 2-2. El mismo culminó con un agónico autogol de Osmar Molinas.
En aquel momento, el zaguero guaraní quiso despejar un centro que Marcelo Díaz envió desde mitad de cancha hacia la portería del Cacique, pero terminó dejando descolocado a Raúl Olivares. Este, con un parche en la cabeza, sólo presenció como el balón ingresaba a su portería en el último minuto de juego. Claro, contaba con ello gracias a la tremenda patada de Acevedo minutos antes.
Pocos minutos después de haber ingresado al campo de juego, el Araña recibió una durísima patada en el rostro, la que llegó gracias del central universitario. Esta le dejó un tremendo corte en su cabeza y tuvo que ser atendido para seguir jugando. De aquel momento, ya han pasado 10 años y poco más de 3 meses. Por eso, el actual defensor de Magallanes habló con Las Últimas Noticias y sostuvo que "está todo bien" con el ex albo.
Viral patada de Acevedo
“Yo hablé con él. Lo llamé inmediatamente y nos hemos topado en unos partidos amistosos. Está todo bien con él. Obviamente es algo que uno no quiere que vuelva a pasar”, fue lo que reveló Acevedo, en relación al duro incidente que protagonizaron. Siendo así, el lesionado portero en aquel momento tuvo una conversación con RedGol, donde dijo que "sentí que me había arrollado un tren".
“Fue un dolor que me dobla la columna para atrás. Tenía la oreja rajada y la clavícula quebrada. Fue la infracción más grave y más injusta que he recibido en mi carrera. No hubo nada, ni amarilla”, sostuvo. Para cerrar, así como Acevedo, dejó en claro que quedó todo en el pasado. “Después conversamos con Albert, no somos amigos, pero si buenos compañeros. Ambos nos jugamos la vida y me tocó la patada, pero era el árbitro es el que tenía que ponerle la tarjeta roja. No vio nada, increíble”, completó.