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Chile y sus ciudadanos: Entre la honestidad y un carrusel de mentiras

Lunes, 08 de agosto de 2022 a las 13:13

Claudio Marchant Lastra
Periodista

La desohenestidad no es un aspecto intrínseco del vivir humano, sino una distorsición cultural, aprendida cuando se intorduce la idea de actuar solo en beneficio propio, sea cual sea el precio, cuando alguien nos miente, esa persona esta siendo consiente de que está mintiendo porque intenta manipular una situación. Esa es la diferencia ente el error y la mentira. Para un convivir honestamente democrático, la pregunta que todos los chilenos y chilenas de cualquier etnia o partido político debemos hacernos y repondernos seriamente, sobre todo en estos momentos históricos es ¿queremos o no queremos convivir?… Ximena Dávila y Humberto Maturana en su libro “La Revolución Reflexiva”.

¿Queremos estar juntos? ¿queremos ser familia? ¿queremos ser comunidad, sociedad? Tenemos que reflexionar y escoger, estar dispuestos a reconocer que ciertas cosas que han pasado no queremos que sigan sucediendo, por que aspiramos a un vivir de honestidad y colaboración, sino queremos vivir el sometimiento ni el miedo; sin no queremos movernos en un ambiente de poderes… crear un futuro de colaboración reflexionan Ximena Dávila y Humberto Maturana.

En este sentido la centro- izquierda por el rechazo revive el miedo, con su falta a la verdad, compartiendo esta plataforma de marketing político aliada una derecha fantasmal, que decididamente quieren obstaculizar el avance del proceso constituyente y democrático. Muchos de sus integrantes con un tufillo de demócratas trasnochados quieren coaptar a la comunidad honesta ante una decisión trascendental del próximo septiembre. Cabe preguntarse ¿Que es la centro-izquierda?, será ¿un espacio de arrepentidos que no han tenido cabida en la estructura político-ciudadana post estallido social?, o es ¿un invento eufemístico de décadas elitistas que persiste en sobrevivir a los turbulentos cambios societales de nuestra historia reciente?… no!!!…no son ni chicha ni limoná como canto mil veces Víctor Jara. No nos asombremos que al día siguiente del plebiscito de septiembre cada uno de ellos intentara modelar su propio disfraz para arrancharse en la casa de todos, la del pueblo triunfante… ¿deshonestos y/o oportunistas?… o ¿políticamente una burbuja de jabón que se llevará el viento del mes de la patria?… noticia en desarrollo.

Escuché varias veces a los detractores, que los tildan de traidores, decir que siempre se sienten menospreciados o considerados como “viejos nostálgicos con olor a rancio”. Las acusaciones en ensayos, conferencias o conversaciones son violentas: vendieron sus almas al diablo, padecen de una peste e infección de la que nosotros, compañeros, debemos arrancar lejos para no contagiarnos…¿cuantos de estos idealistas se contagian y dudan de esos principios para ellos inclaudicables?…¿habrá sido doloroso el paso de una vereda a otra?…¿habrán sentido la herida sangrante mientras cambiaban un norte por otro?, posiblemente en el futuro los filósofos, como es su deber, aclararán estas dudas, reflexiona Mónica Echeverría Yáñez en su libro ¡Háganme Callar!

La democracia no es solo una forma de elegir autoridades a través del voto, y no podemos reducirla a eso, sino un acuerdo de convivencia en la honestidad, en el mutuo respecto, en la conducta ética, en la colaboración y en la equidad social. Los grandes cambios no se producen sino hasta que empiezan a cambiar los individuos, en sus localidades y contextos personales, para luego tocar a sus personas cercanas. Las transformaciones se mueven como un virus, que va contagiando de a uno en uno, hasta formar un movimiento, concluyen Ximena Dávila y Humberto Maturana.

En 200 años de historia, la clase dirigente (mercantil) no ha admitido nunca, por convicción e interés, ningún, ejercicio público del “poder popular constituyente”. Es que, si lo admitieran, sería su muerte histórica… expresa Gabriel Salazar “En el nombre del Poder Popular Constituyente Chile Siglo XXI”.

Pero se logro una Convención Constituyente electa por el pueblo y que a pesar del periodismo al limite de lo éticamente repudiable desde su génesis llenando paginas, insertos, sitios de redes sociales y horas de televisión abierta con no verdades, para construir una falsa realidad, como ha quedado de manifiesto en el actuar del periodista Matías del Río Covarrubias quien fuera suspendido del programa Estado Nacional de TVN por su sesgo político, que trajo una batahola política cuestionable y su reposición con fórceps, ante lo cual la Presidenta del Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas, Ethel Pliscoff comento esta salida señalando que “todos hemos visto, durante un par de años, que Matías del Río , como periodista, tiene fallas de ética graves…y además de hacer preguntas que llevan incorporada una respuesta, es una técnica de desinformación”, concluyo. Así y contra todo el poder económico que compro espacios en los Medios de Comunicación de propiedad de la elite y de manera solapada en Redes Sociales, nuestros constituyentes entregaron su propuesta de la Constitución Política para el Chile del futuro, con 388 artículos permanentes y 57 disposiciones transitorias de los cuales destaco el artículo 19 del Capítulo II Derechos Fundamentales y Garantías: “El Estado debe respetar, promover, proteger y garantizar el pleno ejercicio y satisfacción de los derechos fundamentales sin discriminación, así como adoptar las medidas necesarias para eliminar todos los obstáculos que entorpezcan su realización”. Es un texto armónico y honesto para que construyamos juntos, una sociedad colaborativa, participativa, inclusiva y de todos en el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022. Dicho sea de paso, esa es una fecha histórica que pretéritamente el pueblo chileno participaba de esta fiesta popular y concurría a las urnas para hacer valer su voz y voto para elegir democráticamente a los presidentes de la República hasta el año 1973. ¿Será una epifanía democrática que augura el final real de la transición cívico-militar?… Así sea.

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