A 52 años del quiebre democrático del 11 de septiembre de 1973, el humorista Juan Alcayaga, conocido como Don Carter, ha reflexionado sobre el impacto que el golpe de Estado y el régimen militar de Augusto Pinochet dejaron en Chile. En el programa Todo va a estar bien, Alcayaga compartió sus impresiones sobre la profunda huella que este periodo histórico dejó en la sociedad chilena, marcada por la violencia y las violaciones a los derechos humanos.
El 11 de septiembre de 1973, los tanques y aviones de las Fuerzas Armadas bombardearon el Palacio de La Moneda, poniendo fin al gobierno del presidente Salvador Allende y dando inicio a una dictadura de 17 años. Dicho periodo se caracterizó por una represión brutal, que según cifras oficiales de la Comisión Valech y la Comisión Rettig, resultó en 40.018 víctimas de prisión política y tortura, 1.469 detenidos desaparecidos y 3.227 ejecutados políticos.
Al ser consultado sobre este periodo, Don Carter manifestó su preocupación por la actual división del país. “Lo peor de todo es que quedamos con una fisura hasta esta altura y quizás cuántos años más. Chile está dividido en dos, no podemos desconocer eso. Y lo peor de todo, es que ahora último es con una intolerancia absoluta. Si tú no eres capaz de ponerte en la calceta del otro...”, afirmó, subrayando la polarización que aún existe. El humorista también criticó a quienes justifican los crímenes de la dictadura: “Todavía hay gente que no reconoce que hubo muertos, que hubo torturas... O las justifican. Y no podís justificar lo injustificable”.
Don Carter dejó palabras interesantes
El comediante también recordó cómo vivió esos días. “Después había el toque de queda”, relató. Alcayaga hizo un emotivo recuerdo de Víctor Jara, a quien conoció antes de su asesinato. “Lo vi muchas veces en la escuela porque era muy normal, alcancé a ver una obra de él. Tú no te imaginabas jamás que iba a ser un ícono y la forma en que iba a morir, pero así mucha gente desapareció”.
Las palabras de Don Carter, una figura popular en la televisión chilena, han resonado en un momento en que la sociedad aún debate el legado del golpe de Estado. Sus declaraciones, que enfatizan la intolerancia y la falta de empatía de algunos sectores, han sido un recordatorio de que las heridas de la dictadura, a 52 años de su inicio, siguen abiertas.