El deceso del actor Héctor “Tito” Noguera, a la edad de 88 años, ha provocado una profunda conmoción en el ámbito artístico chileno. La partida del intérprete, considerado una figura central y un maestro indiscutido del teatro y la televisión nacional, se produjo luego de enfrentar una batalla contra el cáncer que, según los reportes de su hija, la actriz Amparo Noguera, se había vuelto terminal en los últimos meses.
La familia del legendario actor confirmó que la muerte se produjo con tranquilidad. Su hija Amparo Noguera compartió un emotivo mensaje sobre sus últimas horas, destacando el amor incondicional del artista por su profesión: “Se fue tranquilo, se fue en paz... trabajó hasta el final en lo que amaba hacer: actuar”, aseguró la también actriz.
Una de las voces más sentidas en el homenaje a Héctor Noguera fue la de su exalumna, la actriz Loreto Valenzuela, quien conversó con País ADN para expresar su dolor. “Estamos todos muy tristes. Es una gran pérdida para todos, para el teatro nacional. Yo fui su alumna, tuve el honor y el gusto de trabajar con él”, manifestó la artista, conmovida. Valenzuela recordó el espíritu vital de Noguera, señalando que "Su enfermedad fue un mazazo, pero trabajó hasta el final. En eso también fue un privilegiado”.
Gran legado de Héctor Noguera
Valenzuela entregó detalles sobre la rápida evolución de la enfermedad, recordando haberlo visto hace solo un mes. “Me dijo que a su edad ya no le podían hacer quimioterapia, pero pensaba en una inmunoterapia... fue todo muy rápido. Y dentro de lo triste, creo que fue un regalo, porque fue una partida corta y consciente”, reveló. Durante el homenaje televisivo, la actriz pronunció una de las frases más conmovedoras sobre el legado humano del maestro: “Tito es lo más parecido a un ángel que yo he conocido en la Tierra. Era una persona que amaba el mundo, que no hablaba mal de nadie. Estaba siempre en otro plano, en otra dimensión”.
Al referirse a su rol como educador y director, Loreto Valenzuela destacó la calidad humana de Héctor Noguera en el proceso de formación actoral. “Nunca fue un maltratador, como a veces pasa en la enseñanza del teatro. Al contrario, sabía tratarte y sacar lo mejor de ti, siempre con una sonrisa, siempre como un amigo”, rememoró Valenzuela, sellando así el recuerdo de un actor que dejó una huella imborrable en el arte escénico chileno.