El próximo 27 de febrero, Chile conmemorará un nuevo aniversario del terremoto y tsunami que sacudió la región del Maule en 2010, un evento que cambió para siempre la vida de miles de familias. Este desastre natural, que dejó un saldo trágico de pérdidas humanas y destrucción de viviendas, también transformó la forma en que el país enfrenta las catástrofes, marcando un hito en su historia reciente.
Aunque el terremoto de magnitud 8,8 sorprendió a muchos, la comunidad científica ya había advertido sobre la posibilidad de un evento de esta magnitud en la zona. Un estudio publicado en 2009, en el que participaron expertos internacionales y el actual director del Centro Sismológico Nacional, Sergio Barrientos, señalaba que el área entre Concepción y Constitución presentaba una "brecha sísmica madura". Esto se debía a que el último gran terremoto causado por la subducción de las placas de Nazca y Sudamericana había ocurrido en 1835, hace más de 170 años.
"La región permaneció en un silencio sísmico durante más de un siglo y medio, ya que la energía acumulada por el movimiento de las placas no se había liberado en forma de un terremoto de gran magnitud", explicaron los expertos. La investigación, que incluyó la instalación de una red de GPS en diversos puntos durante varios años, concluyó que la zona tenía el potencial de generar un sismo de magnitud 8 a 8,5 en un futuro cercano.
Terremoto, la palabra más comentada en estos días
Curiosamente, la predicción se cumplió con precisión. El terremoto del 27 de febrero de 2010 alcanzó una magnitud de 8,8, convirtiéndose en uno de los más fuertes registrados en la historia del país. Este evento no solo confirmó las advertencias científicas, sino que también reforzó la idea de que Chile es una de las regiones con mayor actividad sísmica del mundo.
El estudio de 2009 también destacó que, en promedio, Chile experimenta un terremoto de magnitud 8 cada 10 años. "La mayoría de los segmentos de las cordilleras costeras han sido escenario de al menos un sismo de esta magnitud en los últimos 130 años", señaló la investigación. Sin embargo, la zona del Maule-Biobío era una excepción, ya que no había registrado un evento de tal envergadura desde 1835. "Es la brecha sísmica más antigua de Chile", concluyó el informe, un año antes de que la tierra volviera a temblar con fuerza en esa región.