Más de 20 años de carrera encumbran a Patricio Anabalón como uno de los músicos referentes de la trova en Chile en el circuito independiente. Su obra poética lo ha llevado a presentar sus trabajos a Europa, a recorrer el mundo, e incluso a tener un cercano vínculo con Silvio Rodríguez de quien ha sido telonero en un par de conciertos. En entrevista en exclusiva con Ilustrado, el artista se refirió a sus proyectos futuros, el acontecer cultural en el país y cómo fluye la creatividad en sus composiciones. ¿De qué se trata el concierto de este viernes 3'0 de noviembre en la Biblioteca del Centro Cultural de Las Condes? ¿Qué diferencias tiene a presentaciones anteriores? Es un concierto que busca presentar un “viaje” por parte de mi discografía, que está plasmada en 13 discos compactos y varias colaboraciones en proyectos musicales colectivos. En este contexto, el repertorio está compuesto por canciones de mi autoría y musicalizaciones que he realizado sobre textos de poetas que han sido significativos para mí: Vicente Huidobro, Constantino Kavafis, David Turkeltaub, Óscar Hahn, Pedro Lastra, Yorgos Seferis, entre otros. Adicionalmente, el formato del concierto es diferente a muchas de las presentaciones que he realizado, incluso en este mismo escenario. Para esta ocasión, hemos trabajado, de manera profunda, en ambientar musicalmente cada tema, junto a cuatro destacados músicos chilenos: Santiago Lupino (piano), Cristián Lazo (bajo), Juanjo Núñez (percusión) y Leo Muñoz (guitarra), quienes estarán ese día, generando una atmósfera particular para cada canción. Cuéntanos sobre el nuevo disco que tienes pensado grabar el 2019 Tengo presupuestado materializar la grabación de canciones que he ido componiendo en los últimos años y que, por diversas razones, no he grabado. Son canciones de una etapa importante de mi vida, pues están asociadas a la paternidad, la familia y las relaciones humanas asociadas a ella. Hay un par de canciones que compuse para mi hija Melissa y que reflejan esa maravilla de volver, de alguna manera, a ser niño a través de la mirada de otro. En cuanto al proceso creativo de las letras de tus canciones y su melodía ¿Cómo surge la inspiración? ¿Y cómo esta ha ido transformándose a lo largo de tu carrera? Las canciones vienen de diversas maneras, y en mi caso, el proceso creativo no está supeditado a una estructura formal de trabajo. En general, mis canciones surgen a través de algún momento de “luz poética”… de un chispazo, que enciende una idea que se va ampliando, en algunos casos, de manera inmediata y en otros, de manera tan paulatina, que puede tomar años, culminar un texto y su respectiva música. También hay canciones que surgen de manera inversa, es decir, primero la música y luego la letra; sin embargo, en mi quehacer, predomina el primer escenario en el proceso creativo. En estos 20 años de carrera artística, creo que el proceso de composición ha ido transitando de una dimensión de mayor efervescencia, incluso visceralidad, propia de la juventud, a instancias de mayor reflexión compositiva, la cual, creo, se ve reflejada en mis últimas canciones. ¿Por qué decidiste dedicarte a la música? ¿Qué es lo que te conmovió para profesionalizar tu carrera? Transito en diferentes mundos. La poesía es vital para mí, incluso más que la música. La poesía, como eje que alberga tanto las maravillas, como las tristezas. Las esperanzas y los juegos. Esa poesía, que a veces, por distintas razones he olvidado, es la que me hace volver a la guitarra, y a jugar. Creo que el camino se resume en nunca dejar de ser niño; y el cantar, permite que me encuentre con ese niño que fui y que deseo seguir siendo, a pesar del paso de los años. ¿Qué significa para ti la música y qué importancia consideras que tiene en la vida de las personas? La música me conmueve, me motiva y alimenta muchos de los pasos que doy día a día. El carácter de importante lo da cada uno. En mi caso, llevo asociado, a elementos relevantes de mi vida, distintas obras y autores, y muchas veces son esas obras, las que encienden la memoria y nutren lo que viene. La música me ampara y es un instrumento clave en mi día a día, no sólo para hacer más bello lo cotidiano, sino que para relacionarme con los otros y transformar de manera lúdica muchos momentos. ¿Qué piensas del desarrollo artístico y cultural en Chile con un gobierno que no tiene como prioridad estas materias? Es evidente que existe un movimiento muy potente de artistas (en diversas disciplinas) en Chile. Mi sensación, es que no sólo no es prioridad para este gobierno, tampoco lo fue para los anteriores. En ese sentido, creo que la carencia de apoyo al desarrollo y promoción cultural es un hecho que se ha ido incrementando en el tiempo, y veo –con pesimismo- que es algo que no se va a revertir. Es aquí donde surge un desafío importante en cómo los artistas somos capaces de transitar de un esquema de subvención a un esquema de total independencia de esa institucionalidad, el cual tiene, también, múltiples beneficios. Ese desafío va de la mano con un uso eficaz y eficiente de las nuevas tecnologías de la información y en la forma en que logramos que nuestro trabajo artístico fluya por las redes sociales y medios alternativos de comunicación. En resumen, en estos tiempos, no creo que el apoyo del Gobierno sea una variable crítica o necesaria para seguir adelante con nuestro trabajo, por el contrario, creo que, esa independencia, hace más bella la concreción de nuestros objetivos como artistas. Pese a este escenario, la irrupción de nuevos artistas en el circuito independiente ha ido en aumento ¿Cómo analizas la actualidad de la música nacional? Tal como mencioné, existe un abanico amplio de artistas, en gran medida, relacionados a circuitos denominados “alternativos”. Algunos hablan de “florecimiento artístico”, no obstante creo que la creación musical, poética, plástica, teatral, etc.; siempre ha estado presente en nuestro país. Creo que hoy, la tecnología ha cobrado un valor importante en visibilizar, en tiempo real, ese abanico y obviamente ha permitido generar, en la sociedad, una idea de explosión creativa; pero vasta analizar los movimientos literarios y musicales del siglo XX, para corroborar que lo que sucede hoy, es simplemente una continuidad y un eslabón más de una cadena, en la breve historia de Chile. Sí, me preocupa el olvido de aquellos primeros eslabones, y ahí, sin duda, tenemos una deuda pendiente con muchos creadores que forman parte de nuestro patrimonio cultural, que hoy pareciera concentrarse en un grupo reducido de figuras que, no obstante su enorme importancia, son paradójicamente –y convenientemente- avaladas con fuerza por el gobierno y la institucionalidad, a pesar de sus ideologías y contenido de su obra, totalmente antagónica a lo que esa misma institucionalidad dice y hace.